"La cultura se come a la estrategia en el desayuno". Esta frase de Peter Drucker cada vez cobra más sentido. Entre más estudios se realizan sobre el valor de la cultura organizacional más claro se ve definido su potencial. Muestra de esto es que un estudio realizado por Ernst & Young a más de 100 miembros de juntas de grandes empresas revela que el 86% afirmó que la cultura era un factor “fundamental” o" “muy importante”.
Antes de entender el poder de la cultura organizacional debemos saber qué es, partiendo del hecho de que hablar de cultura para muchos puede resultar abstracto, incluso esotérico. Según el modelo de cultura organizacional de Schein todas las empresas, sin importar el tamaño, tienen una cultura con tres componentes:
1.Los artefactos: Son los procesos, herramientas y estructuras que representan el nivel superficial y visible de la empresa.
2. Los valores: Son los principios y normas que rigen los comportamientos, como estrategias, metas e ideales.
3. Los supuestos inconscientes: Son las creencias y consideraciones inmersas en los funcionarios.
En resumen, la cultura es la suma de tres factores: artefactos, valores y supuestos inconscientes y son estos los que rigen los comportamientos y las actitudes. Las empresas, de este modo, se definen por su cultura, pues los comportamientos y las actitudes definen no solo lo que hacemos en nuestro día a día sino también nuestra manera de tomar decisiones, liderar, comunicarnos, responder a problemas y hasta nuestra manera de agregar valor.
Por lo tanto, la cultura organizacional influye en muchos de los factores estratégicos de las compañías. Afecta directamente el rendimiento colectivo e individual de los funcionarios, la calidad del producto entregado, los procesos de reducción de costos, los mecanismos de aprendizaje continuo, la rotación de personal, la capacidad de innovar y la capacidad de transformarse.
La influencia de la cultura en la capacidad de transformarse es fundamental, dado que en estos momentos una gran parte de las organizaciones se encuentra en proceso de transformación. Una encuesta hecha a más de 700 empresas por Hardard Business Review reveló que la cultura es la principal barrera en los procesos de transformación digital y que las empresas que hacen parte del 13% que afirman haber llevado a cabo un proceso de transformación digital exitoso hicieron un esfuerzo significativo para modelar una nueva cultura.
Si todavía existe alguna duda con el poder de la cultura organizacional, John Kotter, uno de los expertos mundiales en transformación cultural, nos convence con un estudio en el que evaluó el comportamiento de más de 200 compañías en un periodo de 11 años. En este, identificó un grupo de empresas que habían hecho un esfuerzo importante en modelar una cultura de rendimiento y otras que no. El grupo que logró una transformación cultural tuvo un aumento en el valor de sus acciones de 901% contra un 74% del grupo que no. En cuanto a las utilidades, el resultado fue similar. El grupo que sí hizo el cambio tuvo un aumento en sus utilidades del 756% contra el 1% del grupo que no.
Es posible afirmar que la cultura es el mayor activo de las organizaciones y que, por lo tanto, se debe trabajar incluso con más recursos y disciplina con los que dirigimos cualquiera de los objetivos estratégicos.
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